Dakota
Ari me habla, pero no logro procesar nada, solo pienso en el imbécil de Jeremy. Me gustó que viera lo que se perdió, porque este cuerpo no lo vuelve a tener, primero muerta.
—...¿Y entonces?— Ari me mira esperanzada y no tengo ninguna jodida idea de lo que habla. ¡Mierda! Debí prestar atención.
—Lo siento Jefa, no tengo idea de lo que decías— hago una mueca de disculpas y ella se cruza de brazos con el ceño fruncido
—¿Me dirás que te pasa?— no sé ni como responder y ella voltea los ojos —Te estaba comentando que los empresarios de Sidney quedaron encantados contigo y los productos, ¿Crees que puedas volver y…?
—¡No!— la interrumpo antes de que continúe —No quiero volver allá, más bien te quería pedir, no, rogar, que me dejaras trabajar de nuevo sola, no quiero volver con ese tonto socio tuyo— abre la boca y ya sé que me expuse. Ari me conoce por el tiempo trabajando juntas
—No me digas que…— me tapo la cara por la vergüenza y ella suelta una carcajada estruendosa
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