Un Amor de Jefe
Un Amor de Jefe
Por: Ninha Cardoso
Capítulo Uno - 1

Parte 1...

Natalia llevaba casi media hora tratando de hacer que su tía desistiera de empujarla hacia un trabajo temporal que no quería, y todavía estaba de vacaciones. Pero Celia estaba decidida a hacerla aceptar a toda costa.

— Todavía estoy de vacaciones, tía, y tengo un viaje planeado, ¿olvidaste? - hizo una mueca burlona.

— ¿Qué viaje? - se rió ella — ¿Aquel al que ya no vas?

Lo peor era que tenía razón. Había empacado sus maletas para un viaje de quince días a México con una amiga cuando ella llamó cancelándolo. Fue una mala situación.

Una vez más, Fernanda estaba encaprichada con un nuevo novio y la estaba dejando atrás. Siempre era así, y empezaba a molestarle la actitud de su amiga. La apreciaba mucho, pero cada vez que había un hombre en la ecuación, siempre dejaba de lado a sus amigas.

Ahora tenía dos semanas de descanso por delante y no tenía ningún lugar al que ir. Incluso sus maletas seguían empacadas.

— Puedo viajar sola, ¿cuál es el problema?

— Lo sé... Claro - rió aún más — Como si fueras a hacer eso.

— Tía, no quiero pasar mis últimos días de descanso trabajando.

— Si todo se ha ido al traste, ¿por qué no aprovechar y ganar algo de dinero extra? - insistió.

Cuando Celia quería algo, era difícil de vencer. Tenía la costumbre de pensar que todos debían obedecer sus órdenes.

— Ya no soy secretaria - gestualizó.

— Tonterías - agitó la mano — Es como andar en bicicleta. Uno nunca olvida.

— Sí, pero se pierde el equilibrio.

Frunció los labios al recordar su último trabajo como secretaria. Ni siquiera le gustaba recordarlo. Tenía malos recuerdos.

La última vez que la había hecho cambiar de área fue hace cinco años. Había sido su segundo trabajo como secretaria y, al principio, le gustaba, pero después todo se torció.

Trabajaba en una empresa de construcción que fue vendida al gobierno, lo que la obligó a mudarse a la sede central.

Al principio, todo iba bien, incluso a pesar de que no le gustaba estar atrapada en una oficina detrás de un escritorio. Pasaba horas sentada, lo cual era aburrido, pero el salario era bueno.

Lo malo eran los nuevos jefes, una pareja que se creía superior debido a que él era ingeniero y ella arquitecta. Eran insoportables, y sabía que la mayoría de las personas que trabajaban allí pensaban lo mismo. Con el tiempo, se volvió difícil convivir con ellos.

Después de algunos meses de trabajo, con ambos siempre encima de ella y del resto del equipo, el jefe, Murilo, comenzó a volverse demasiado atrevido para su gusto.

Él empezó a estar siempre encima de ella, llamándola casi a cada momento para resolver algo, entregar papeles y otras cosas. Ya había notado sus miradas, pero se lo quitó de encima y lo dejó pasar. No quería empezar algo sin estar seguro de lo que estaba pasando.

Al rato tuvo la osadía de ponerle la mano en el muslo y mientras ella lo miraba asombrada, él se rió y se fue luciendo victorioso. Un bastardo, eso es seguro.

En otra ocasión, cuando tuvo que quedarse hasta tarde en la oficina para terminar de organizar sus trámites, él la agarró por detrás y la besó en el cuello. Realmente cruzó la línea.

Por supuesto, ella se fue enfadada y se quejó, amenazando incluso con contárselo a su mujer y a todos los de la empresa. Pero él se rió y dijo que la mujer sabía que estaba interesado en ella y que le importaba un bledo. Lo cual, por supuesto, no era cierto.

Lo descubrió una semana más tarde, cuando estaba revisando el archivador en busca de una carpeta y Murilo entró y la empujó contra la pared, frotándose contra ella e intentando besarla.

Ella lo apartó y le arañó el brazo, diciendo en voz alta que iba a gritar. Su mujer entró en la habitación y vio lo que pasaba, pero decidió que era ella la que estaba ligando con su marido. Y el cabrón se echó a reír.

Un absurdo. Muchas mujeres siempre culpan a la otra y nunca admiten que sus parejas son los equivocados, después de todo, él es quien tiene un compromiso y no debería dejarse llevar, como muchos dicen.

Estaba a punto de obtener una promoción, pero la despidieron sin derecho a apelación porque los dos presentaron una queja ante la dirección general y dijeron que ella coqueteaba con todos los hombres del departamento y que estaba amenazando a Murilo con mentiras si no le daba la promoción.

Fue horrible. Perdió su empleo y además quedó con su reputación manchada, lo que le impidió conseguir otro trabajo como secretaria en otra empresa.

Murilo envió un correo electrónico a conocidos contando la supuesta extorsión a cambio de una promoción, lo que complicó aún más su situación laboral. Después de visitar tres empresas y dejar su currículum, se rindió porque nadie quería arriesgarse a contratarla.

Pasó un buen tiempo lidiando con la inseguridad en su vida hasta que finalmente decidió cambiar de carrera. Después de escapar de ese infierno, no quería volver a vivir el mismo día como secretaria. Estaba contenta con su nueva situación.

Tenía una cuenta de ahorros que sus padres le habían dejado desde que era niña. Lamentablemente, perdió a su padre después de un año de una dura batalla contra el cáncer de próstata, y a su madre, solo tres años después, debido a un cáncer de mama.

* Autora Ninha Cardoso

Espero que te guste esta pareja.

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