El día que llegamos a la casa, Erik me dejó encerrada sin ni siquiera darme un teléfono marchandose él después de casa. La mañana siguiente cuando desperté, gire mi cuerpo viendo a mi esposo durmiendo a mi lado en la cama, me levanté muy despacio para no despertarlo, entre en el cuarto de baño, me asee un poco y cuando salí cogi mi ropa para vestirme en el salon y huir del infierno que sabía me esperaba, pero cuando ya me iba a poner los zapatos me di cuenta de que Erik estaba apoyado en la pared mirándome
— ¿Dónde te crees que te vas? – me pregunto
— Me voy de aquí, no quiero estar contigo, quiero que me cedas el divorcio — le dije
— ¿Para irte con Miller?, no Lorena, eres mia y harás todo lo que yo quiera y ahora vete a la cocina a prepararme el desayuno, y por cierto cariño, hazte a la idea de que nunca te dejare salir de nuestra casa — me dijo
— No podrás detenerme siempre, algun dia me escaparé y hare que te arrepientas — le grite, escuchando seguidamente sus carcajadas
Erik se