Mis gemidos llenan la habitación, y siento que mi control se desvanece con cada segundo que pasa, pum pum. Sus caricias se vuelven más rápidas, más intensas, y estoy al borde de la locura cuando ella se detiene abruptamente. "No tan rápido", susurra con una sonrisa pícara. "Quiero disfrutar de cada momento contigo."
Me arde la piel por la necesidad mientras ella se inclina y desliza mis pantalones de pijama, dejándome completamente expuesta ante su mirada ardiente. "Eres tan hermosa", dice, sus ojos recorriendo mi cuerpo desnudo antes de inclinarse y besarme profundamente.
Nos perdemos en la sensación de nuestras pieles entrelazadas, en el placer de cada caricia, el roce suave y constante de nuestros cuerpos, en cada susurro, cada beso. El mundo exterior se desvanece, dejando solo el ritmo de nuestros corazones y el susurro de nuestros nombres en la oscuridad.
Finalmente, nos quedamos abrazadas, nuestras respiraciones volviendo lentamente a la normalidad. Siento su cuerpo relajarse co