Eres mi mujer

Saliendo del tocador me voy topando con la mirada de Leo, intento mantener mi mirada firme, pero la sensibilidad que siento hace que baje la mirada, muerdo mi labio inferior para no soltarme a llorar delante de él.

—Hmmm… Parece que tengo dolor de cabeza, diles a mis padres que estoy indispuesta —mis palabras salen en un hilo de voz.

—No, no te irás a la cama o encerrarte en cualquier lugar que tenga puerta —protesta, y en un ágil movimiento estoy en sus brazos—. Eres mi mujer Pao, entiende de una vez que te tengo que proteger, sí, acepto que está, no era la forma de casarnos, pero así sucedieron las cosas y ahora lo que nos queda es conocernos y vivir el día a día porque…

Se acercó a mis labios, uniendo los míos con los suyos, besando fuerte y profundamente. Acuna sus manos en mi cabeza, enredando los dedos en mi pelo con fuerza, luego inclina mi cabeza hacia atrás, desplazando su mano derecha por mi cuello, y con la otra mano en mi cintura, atrayéndome cada vez a su cuerpo. Aumentan
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