Alejandro frunció el ceño.
—¡Cállate!
—Kerri aún tiene ropa nueva sin estrenar— Ximena se levantó de la silla. —Te llevaré a cambiar.
—Sí, sí, soy casi del mismo tamaño que él, así que muchas prendas aún tienen las etiquetas puestas— Kerri respondió.
Alejandro miró fijamente a Ximena por un momento y luego no dijo mucho, siguiéndola escaleras arriba.
Arriba,
Ximena encontró algunas prendas y se las entregó a Alejandro.
—Apúrate y cámbiate, no vayas a resfriarte— dijo casualmente.
Alejandro tomó la ropa y la miró ligeramente.
—¿Te estás preocupando por mí?
Ximena se quedó perpleja, dándose cuenta de que sus palabras y acciones parecían estar mostrando preocupación por él en todo momento.
Ximena tartamudeó nerviosamente.
—Tú cámbiate, yo saldré primero.
Alejandro extendió la mano y tomó el brazo de Ximena.
—¿Hay una toalla? Quiero darme un baño.
Ximena asintió.
—Sí, voy a buscar una.
Dicho esto, Ximena se soltó y salió de la habitación.
Mientras cogía la toalla, aún se arrepentía de