Kainn contuvo el aliento mientras acariciaba su espalda y sentía cada espasmo de su cuerpo. Elisa vomitó toda la comida fuera del coche y cuando volvió a sentarse estaba pálida y sudaba frío.
—A ver nena, mírame. ¿Estás bien? —le preguntó sacando un pañuelo y secándole el rostro.
—Sí... sí, creo q