Elisa estaba más que emocionada, y cuando Kainn entró con su desayuno favorito, ella ni siquiera pudo hacerle caso.
—¡Me dieron el alta! —exclamó y Kainn abrió mucho los ojos.
—¿Cómo cuándo...? ¡Solo salí un minuto!
—Pues en ese minuto la doctora vino y dijo que tus hijas y yo ya estamos listas p