El corazón de Adriana se detuvo por un momento.
José acababa de burlarse de ella en público.
Los demás no habían escuchado lo que José había dicho, por lo que pensaron que él estaba amenazando a Adriana. Solo dijo una frase, y Adriana bajó la cabeza asustada.
José esbozó una sonrisa ligera, casi imperceptible, y luego se volvió hacia el personal presente, su mirada se volvió fría como el hielo:
—¿Qué es lo que está pasando?
—Señor Torres, lo que sucede es que pienso que este plan publicitario no es lo suficientemente bueno, así que… solo hice una pequeña sugerencia —dijo Valeria de manera educada frente a José.
José la miró con frialdad y, molesto, preguntó:
—¿Quién eres tú?
Todos los presentes se miraron confundidos. ¿José ni siquiera reconocía a Valeria?
¿Entonces todas esas historias sobre cómo José la apoyaban, sobre cómo era su supuesta novia, eran mentira?
Valeria aguantó la incomodidad, haciéndose la desentendida mientras sonreía de manera forzada, pensando que esta era una exce