Capítulo74 Es que te he consentido demasiado.
Adriana, con actitud fría, se subió al coche del detective que la estaba esperando abajo.
A Elena la faltaba más inteligencia para enfrentarse a ella, no podía hacerle frente.
—Señorita Adriana.
La voz del detective interrumpió sus pensamientos:
—La persona que mencionaste antes… tu hombre, sigue detrás de nosotros.
Adriana, sorprendida, miró al retrovisor.
Vio el Maybach negro de José estacionado detrás de ellos. Adriana sonrío, resignada, y después de un momento, dijo:
—Está bien, ya no hay nada más que hacer aquí. Muchas gracias por hoy, yo me encargaré.
—Es un placer. Usted es la mejor amiga de mi señora, estoy siempre a la orden. —respondió el detective cortésmente.
Adriana caminó hacia el Maybach y el conductor le abrió la puerta para que subiera.
Miró a José y, bebió un poco de una botella de agua que sacó del mini refri del coche. Sentir el agua fría entrar a su cuerpo la hizo recobrar completamente la claridad.
—En la subasta, ¿te tambaleabas porque te drogaron? —preguntó José