Capítulo280 Apareció el verdadero culpable.
—Sé que esto no es Costa Sol, ni es su territorio, así que estaré con ella —dijo José al ver que don Lorenzo se ponía nervioso, y bajó la voz para calmarlo.
—¿Estarás con ella?
Don Lorenzo se rio sarcásticamente:
—¿Qué tanto poder tiene usted?
A su alrededor, algunos observadores murmuraron en voz baja, mientras Vittorio tosía de vez en cuando.
Adriana miró a José y vio que en sus ojos había una gran determinación. Ella intuyó que él tenía todo planeado, lo que la tranquilizó un poco. Se acercó a don Lorenzo, lo tomó de la mano y le dijo:
—Vamos, profesor, volvamos, no sirve de nada seguir enojados, ¿no?
—¡Al fin y al cabo, tú eres la sospechosa, no yo! ¿Por qué tendría que enojarme?
Don Lorenzo hizo un gesto de impaciencia y apartó su mano, subiendo al carro con su bastón.
Cuando el grupo regresó al salón de fiestas de la isla, vieron a don Bruges y su gente esperándolos. Cuando Adriana bajó del carro, don Bruges no pudo esperar más y exclamó:
—¡Felicidades, señori