—Felicidades, cariño. Tienes una hermosa niña.
No podía creerlo. En el momento en que pusieron a mi hija en mis brazos, lloré. Era lo más hermoso que había visto en mi vida, con sus mejillas regordetas y su piel rosada. —Ella es tan hermosa —susurré.
—Se parece a su madre, por supuesto que es hermos