Guilherme Werkema
Sigo aquí del otro lado de la calle, mirando el apartamento en el que vive Letícia, pensando en qué hacer ahora.
Pero quiero entrar y decirle tanto a esta pelirroja que me odiaría más de lo que me odia. Joder, tengo que estar tranquilo y muy tranquilo. Ella tenía sus razones por mi culpa, no me decía nada y además yo siempre fui una mula. Ella debe haber imaginado que nunca querría ser padre.
¡Maldición! Pero tenía tantas ganas de abrazar y tener a mi hija en mis brazos y darle todo mi amor, mi corazón está tan pesado por no estar dentro de ella.
— Maldito Guilherme, ¿cómo puedes ser tan pendejo? “Yo hablando solo.
Ya sé lo que voy a hacer, voy a conseguir que alguien entre a esta fiesta y filme este cumpleaños, y tome muchas fotos de mi princesa. Busqué a alguien que ganaría un buen dinero para hacer esto por mí, está bien, estoy loco y realmente lo estoy.
Solo quiero algunas fotos de la hija que no conozco, me perdí tantos momentos hermosos de ella, ahora solo