Me levanté con un dolor de cabeza terrible, Marine estaba a mi lado aún abrazándome, me deslicé de la cama para no despertarla y fui a lavarme la cara porque parecía un maldito mapache, me quite el vestido que aún tenía puesto y prepare un poco de café cuando Marine salió de la habitación.

–Veo que ya te sientes mejor –se acercó.

–No estás enojada, asustada o ya no quieres ser mi amiga –comenté dándole su café.

–¿Por qué? –Preguntó oliendo el café antes de tomar un sorbo.

–Por lo de la mentira –divague por si no lo recordaba.

–O