Sin darse cuenta, Rebeca levantó la vista y vio el desprecio y la arrogancia bajo los ojos de Natalia.
Tras establecer contacto con sus ojos, Natalia retiró la mirada.
Cristian rozó sus labios: —Es realmente arrogante.
Mirando a aquellos invitados que entablaban conversación con Natalia y José, queriendo cooperar con ellos, Rebeca agarró con fuerza la taza que tenía en la mano y dijo con voz débil y los ojos bajos: —Tiene gente que la quiere, y gente que le da bastante apoyo, es normal que sea arrogante.
Hablando de eso, hizo una pausa y dijo: —Hay unos cuantos talentos muy buenos en el Grupo Mena.
Cristian sabía que en realidad ella quería hacer algo al Grupo Mena, sin embargo, probablemente le preocupaba que si él se involucraba, tendría que cargar con la responsabilidad si algo salía mal, así que no le dejó preguntar más.
Ahora que la oía tomar la iniciativa de mencionarlo, sabía que las cosas no iban bien.
Se acercó y susurró: —¿No van bien?
—Sí.
Ella había hackeado el sistema del