No había ni un atisbo de sorpresa en la cara de Rebeca cuando vio a José.
¿Cómo iban a quedarse de brazos cruzados cuando el proyecto Inteligencia de Tráfico, que era crucial para el desarrollo del Grupo Mena, fue arrebatado por ellos?
Además, Rebeca no solo haría algo así una vez y ya.
En el futuro, encontraría más oporunidades para atacar.
Esta vez la puja había terminado, y la familia Mena perdió este proyecto, así que si no se equivocaba, José se acercó para evitar que volviera a ocurrir algo parecido.
¿Y cómo quería convencerla?
Con sentimientos, por supuesto.
Porque esto no le costaba nada.
Sin embargo, Rebeca no quería hacer una farsa con él.
Se dio la vuelta y tomó la iniciativa cuando él iba a volver a hablar: —Recuerdo la última vez que Alejandra dijo que yo no era su nieta delante de tanta gente; ha pasado medio año desde que os mudaron a Fassumi, y no han sido pocas las veces que me he cruzado contigo, pero ni una sola vez me has presentado como tu hija delante de los demás