Camila
Sus manos se ubicaron en mi cuello mientras que su lengua entraba profundamente en mi boca. Este beso… su beso era jodidamente adictivo.
De un momento a otro se detuvo, se detuvo con su respiración agitada. No me importó si él se ha acercado a mí sintiendo esa lástima que lo caracteriza, en realidad la manera que menos me importaba es esa, solo necesito avanzar. Nada más.
—¿Y esto por qué fue?
—Me dejé llevar —dije—. Pero creo que tenerme acá no es suficiente agradecimiento, déjeme seguir en la empresa al menos mientras que junto más dinero.
—¿Ok? Entonces tenerla aquí no es suficiente para usted, y por eso me besa y ahora me pide que la deje continuar en la empresa.
—Ya le dije que me deje llevar. —Él mira mis labios, al mismo tiempo que levanta una de sus cejas.
—No sé porque creo que me está chantajeando.
—Tómelo como un chantaje o tómelo como una manera en la que me pueda agradecer. Salve su vida.
—Descanse, alguien la va a cuidar yo debo volver a la empresa. Y sobr