Andrew conducía con las gafas de sol puestas, una mano en el volante otra en la palanca de velocidades, se veía concentrado y yo embobada viéndolo. Definitivamente este hombre se veía hermoso en cualquier circunstancia, ¿cómo era que podría verse tan sexy haciendo algo tan simple como conducir? Una cosa más para agregar a la larga lista de misterios de la vida.
Íbamos en silencio, sólo escuchando nuestras respiraciones y nuestros propios pensamientos, cuando el móvil de Andrew comenzó a sonar, metió la mano en el bolsillo de su jean y miro la pantalla, una media sonrisa se dibujó en sus labios y contesto animadamente
— El tipo que me pone duro todas las mañanas...— el comentario me hizo sonreír. Escuche una risa y la identifique como la de Dom. Andrew continuaba riendo y luego contesto
— Todo en orden bro, justo ahora voy al centro co