Lucas metía y sacaba la polla de Ria por detrás, agarrándola del culo mientras ella se apoyaba en la mesa, gimiendo y retorciéndose. Vivian también estaba allí; masajeándolo por detrás. No es que se lo hubiera permitido, pero estaba demasiado absorto en sus pensamientos como para notar que alguien lo tocaba. ¿Por qué seguía sin sentir nada? Pensarlo lo enfurecía. ¿Por qué, por mucho que lo intentara, siempre la deseaba incluso después de lo que había hecho? Lo había traicionado, había hecho algo que nadie se había atrevido a hacerle, y él ni siquiera la había castigado por ello, todo por su debilidad. Había pedido que la mataran; con cualquier otra mujer lo habría hecho al instante por tal audacia, pero con ella, simplemente...

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de alguien irrumpiendo en su dormitorio.

¿Quién fue el que se atrevió a…?

Ava no podía creerlo. No era solo una mujer desnuda, sino dos. ¡Por Dios! ¿En qué se había metido?

—¿Qué haces en mi habitación, Ava? ¿