—¿Hola...? —La voz de Gema tembló un poco, pero ahí estaba Carter para tocar su hombro en señal de apoyo.
—A las tres y media quiero ver tu lindo trasero bajo el puente que está cerca de tu casa. ¿Tienes el dinero completo? —hablaba casi en un susurro.
«Es un maldito. ¿Cómo se atreve a hablarle así a una mujer?», Carter pensó aquello con mucha ira y se contuvo para no quitarle el teléfono y mandar al diablo a ese traicionero degenerado. Siempre supo que era un mal hombre, pero jamás imaginó hasta qué extremos.
—Aquí tengo todo completo.
—Llega a tiempo, si no, te mueres...
Fi