Renzo se despidió de inmediato de
Amanda y ella se quedó mirando y preguntó:
—¿A dónde vas?
—¡Necesito hablar con mi Sara, Amanda!— dijo Renzo— ella es el amor de mi vida.
— Entiendo cariño, ve con ella, debe estar viviendo un infierno —dijo Amanda comprensiva.
Él salió de allí dispuesto a conquistar nuevamente a su novia, al llegar a la casa de ella preguntó por Sara, la empleada dijo que estaba dormida.
— ¡Vaya y vea por favor!— dijo Renzo a la empleada doméstica.
— No señor, me dio instrucciones específicas contra usted, no desea que la moleste si venía y preguntaba por ella— dijo la mujer.
— ¡Oh por Dios!—exclamó Renzo.
Se sintió desesperado, había decepcionado a su novia, se sentía miserable, necesitaba que todo ésta pesadilla pasara pronto, Sara nunca debió ver cómo disfrutaba de su romance a escondidas, él la amaba a ella, a su Sara, Amanda solo era una maldita distracción.
No podía perder al amor de su vida, de ésta manera, ella tenía que escuchar lo que él tenía que d