Los ojos oscuros de Pedro mostraron un ligero distanciamiento.
Incluso frunció el ceño.
Esta reacción dejó perpleja a Anna.
Una sensación de incomodidad se apoderó de ella desde lo más profundo de su corazón.
Sin embargo, Anna no dejó que nada se reflejara en su rostro. Se enderezó y se disculpó con ternura.
—Pedro, de cualquier manera, todo esto fue culpa mía. Si quieres castigarme o regañarme, estoy dispuesta a asumirlo completamente.
Después de explicar la situación hasta ese punto, Anna estaba en una posición comprensible.
Pedro no continuó indagando. Se mantuvo serio y dijo fríamente: —No puede haber ningún error en este asunto. Haz que investiguen a Luis, y si no fue víctima de una trampa, retiremos nuestros planes de inversión.
Anna se apresuró a decir: —No te preocupes, ya he ordenado una investigación. Si realmente tiene problemas, ni siquiera me atreveré a cooperar con él sin que tú me lo digas.
La expresión de Pedro se suavizó ligeramente y se frotó la fren