- ¿Estás segura? Enana, ¿estás segura que abrió los ojos?
Sé que Alessa nunca jugaría con algo así, pero no puedo evitar que las dudas surjan en mi mente. O quizás un poco de esperanza.
Anna se acerca a nosotros y los tres nos quedamos mirando a la joven como si hubiéramos descubierto el secreto del código de Da Vinci. Bajo a Alessa al suelo y me acerco a Bella, inspeccionándola, parece igual que antes. Su frecuencia está bien, su presión y saturación de oxigeno también según el monitor.
Sostengo una de sus manos y aprieto fuerte, pero no hace ningún movimiento.
Suelto el aire que estaba conteniendo y suspiro. Demasiado bueno para ser verdad.
Me vuelvo hacia las niñas.
- Deben estar cansadas. Vamos para que duerman que ya es tarde.
Ellas asienten, y como siempre, ambas toman mis manos, una a cada lado. Las acompaño hasta llegar a su habitación.
Preparo las camas y las arropo, dándoles un beso en la frente y