Vuk Markovic:
La sala de juntas olía a madera pulida y silencio.
Diez de mis jefes de departamento estaban sentados alrededor de la larga mesa de cristal, con la mirada alternando entre sus notas y yo.
La reunión había comenzado a tiempo—porque yo también lo hice.
—Procedan —dije.
El señor Daniels, jefe de operaciones, carraspeó.
—La división de lujo reporta un crecimiento constante en nuestras propiedades de Nueva York y Milán. La asociación de Dubái solicita una extensión en el plazo de construcción.
—Denegado —respondí con frialdad—. Si no pueden cumplir con el plazo, encontraremos socios que sí puedan.
Tragó saliva.
—Sí, señor.
—Siguiente.
Maya, mi jefa de Innovaciones Tecnológicas, ajustó sus gafas.
—Los sistemas domésticos integrados con IA están listos para su lanzamiento. Hemos programado el comunicado de prensa para el viernes.
—Bien. Envíame la revisión final esta noche.
—Sí, señor Markovic.
El resto de la reunión transcurrió como un reloj: números, proyecciones, expansiones