—¡Hola hermosa! —Exclama saludándome con un exceso de amabilidad, confianza y regalándome un abrazo fuerte—. ¿Ha pasado algo malo?
—No.
—¿Segura? —entrecierra los ojos.
—No seas paranoico —le doy un beso ligero y rápido en los labios para después darle entrada.
—¡Oh, Damon! —gritan en unísono aquellas chicas.
Cierro la puerta y me percató de la tensión que ejercen ambos hermanos al verse, incluso las chicas cierran la boca y deciden apartar la mirada de la escena para concentrarse en la pizza.
—¡Hola hermanito! —saluda Dave muy sonriente.
—¿Qué haces aquí? —Damon aprieta los