Capítulo 30. ¿Adivina Quién Viene?

Lola respiró profundamente y exhaló con alivio. Sus manos estaban extendidas y se veía tan relajada. Miró de reojo a Lola y Samuel, que acababan de entrar en la casa.

"Es tan bueno estar en casa", pió la niña.

"Pero todavía hay mucho que hacer", respondió Alondra.

Samuel intervino. "Puedo arreglar cualquier cosa".

Alondra no respondió y simplemente entró en la cocina, llevando los comestibles que acababan de comprar en el supermercado antes de llegar a casa. Se sentía como un retorno a la normalidad, aunque ahora un hombre estaba entrando en la vida de Alondra.

¿No debería ser esto normal?

"

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