—Hola— dijo April al contestar el celular.
—¿Ya vienes?
—Sí William, ya voy de camino al aeropuerto.
—Vienen tus acompañantes contigo, porque aquí no ha llegado nadie — April sonrió.
—Sí , ellos van conmigo — dijo mirando por el retrovisor a sus hijos, quienes miraban muy felices por la ventana.
—Bien, aquí los espero.
—Está bien, espérame afuera quieres.
April colgó y siguió su camino al aeropuerto, irían a París, luego España, Italia, Brasil, Argentina, República Dominicana, México, Costa Rica, por último Estados Unidos y de ahí volverían a Londres, eran tantos países y tantos compromisos que no sabía si resistiría.
April, a pesar de que sería madre primeriza, t