Capítulo 34
No soy buena con los animales.
Su mirada pasó del asombro al real asombro, que incluían: ojos enormes, cejas alzadas y boca en una perfecta "o", se acercó a nosotros sin apartar la mirada de mí. Entonces supe lo que debía hacer, me levanté y la abracé.
-¡Señora Furléz! –Sollocé-, nunca pensé que la volvería a ver, fue horrible, usted no se imagina, hubo un incendio y luego no recuerdo qu... qué rayos pasó...