Los días pasaban con tranquilidad en Italia, la boda cada día se encontraba más cercana, las invitaciones se encontraban repartidas, en realidad eran pocas, pero importantes. Connie se encontraba feliz. 

En la mansión de Harim Sadé, todo transcurría de manera caótica y el matrimonio había asistido a la clínica de fertilidad, el procedimiento había resultado exitoso de acuerdo a la experiencia del médico, en nueve meses tendría al nuevo heredero de los Sadé.