Los trabajadores intercambiaron miradas confundidas.
"¿Seguro que no quieres nada? Muchas cosas aún se pueden utilizar".
Hice un gesto indiferente con la mano: "Si te gusta algo, no dudes en cogerlo; si no, todo me resulta inútil".
Los de la mudanza trabajaron deprisa y en una hora sacaron todas las pertenencias de Jason y su familia.
La casa vacía se sintió entonces más ligera. Imprimí un acuerdo de divorcio, lo firmé y lo coloqué en la habitación de Jason.
Luego, pedí a la empresa de mudanzas que enviara el equipaje de Ava y el mío a la villa de Montaña Occidental, mientras yo conducía para recoger a Ava y a mis padres.
Era hora de pasar un rato en familia, pero en cuanto arranqué el coche, Jason llamó.
"Emma, ¿por qué no podemos entrar en la casa? Ni el reconocimiento facial ni el escáner de huellas dactilares funcionan".
Me puse tranquilamente los audífonos Bluetooth. "Oh, olvidé decirles que borré toda su información de la cerradura de la puerta".
"¿Por qué has borrado