Apenas ingresamos con Matt, muchas miradas se dirigieron a nosotros. Y no era extraño, Matt era atractivo, más que eso incluso, y era claro que llamaba la atención de bastantes chicas.
Nos dirigimos a buscar la comida, eligiendo entre tanta variedad de alimentos, bebidas y postres y luego fuimos a la mesa donde se encontraban Jess y Noah. Me sorprendí, creí que querrían descansar del agitado día que tuvimos hace poco, pero aquí están.
—Hola—hablé, dándoles una sonrisa—¿Cómo va todo?
—Ya me siento mejor si a eso te refieres—respondió Jess, sonriéndome genuinamente.
—Me alegro—comenté con completa sinceridad.
Noah me observó también con una sonrisa y yo bajé mi vista a su brazo, los puntos que le habían puesto ayer estaban cubiertos con una gaza.
—¿Cómo va eso?
—Oh, heridas de guerra—rio y se pasó la mano por la curación—. Está bien, solo arde un poco.
Jess se mostró un poco incómoda así que decidí dejar el tema.