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10 años después . . .

¿Creen en el destino?  ¿O creen en las coincidencias? 

Mi mamá solía hablar sobre las almas gemelas; dos personas predestinadas desde que nacieron a estar juntas. Es un vínculo que existe siempre. No importa cuánto tiempo discurre hasta que esas dos personas se encuentran, pero dicho instante se dará en algún momento de nuestra vida más pronto o más tarde.

No lo entendí, así que decidí no creerle.

Las vacaciones ya habían comenzado. Me sentía aliviado por haberme librado de la escuela y que comenzaran los días de no hacer nada. Aunque no es que odiara la escuela, simplemente no era mi lugar favorito, sin duda. Un lugar lleno de adolescentes fingen ser adultos, cuando solo son personas superficiales.

Definitivamente no lo digo porque era un chico aislado sin amigos.

Siempre fui el niño que se sentaba en el fondo del salón, el que no le gusta hablar frente a todos y el que se sentaba solo en el almuerzo. Prefería tener unos audífonos puestos antes que socializar con ellos y ellos no se me acercaban. Ser alguien que no llama la atención es mi talento.

Salgo de mi cueva, o sea de mi habitación, y bajo. Mi papá se encuentra en la cocina, haciendo no sé qué.

Mis padres se turnan los días para cocinar entre la semana. Cuando mi papá cocina está bien, porque viene de una familia obsesionada con la comida, en cambio mi mamá no cocina muy bien que digamos. Ella tiene el talento de hacer saber un plato crudo y quemado a la vez. 

Obviamente no se lo decimos, no sabemos cómo se lo tomaría, y eso nos asusta. Si no se entera no le hará daño.

- Huele rico, ¿Qué comeremos? -olfateo la carne picada recién hecha.

 -Espagueti con carne -exclama con un muy mal acento italiano.

- ¿Y mamá? -le pregunto al notar que ella no está.

-Le dije que faltaba aceite, así que fue a comprar. Quería ayudarme a cocinar -explica.

Gracias a Dios que no la dejo.

-Me siento mal por despreciar la comida de Mamá -exclamó con culpabilidad,

-Yo igual, pero ¿Quieres decirle que su comida es mala? ¿Recuerdas cuando le dijiste que su pintura de un perro parecía una piña?

Después de romper la pintura, ella me dijo que era un grosero y se encerró en su habitación. El perro parecía una piña gorda, no me pueden culpar. Mi mamá es un poco rencorosa y por una semana me estuvo recordando como ofendí a su perro/piña.

-Me retracto, entonces -contestó rápido y sin duda.

Vuelvo a subir a mi habitación en lo que mi papá termina la comida. La mayoría del tiempo me la paso en mi habitación, si no es que estoy viendo la tele abajo.

Mi habitación es un lugar preciado, es como un refugio, o al menos eso siento que es mi habitación. Mi propio mundo en el que me acojo. No creo que sea para refugiarme de algo o alguien, si no de mí mismo.

Yo, música y mi habitación, son para mí el paquete perfecto.

Busco un disco de vinilo que me guste entre mi colección para ponerlo. Elijo el álbum de los Beatles- Abbey RoadCome Together empieza a sonar por toda la habitación y yo no puedo evitar empezar a cantar, como si fuera mi propio concierto.

Hace un par de años descubrí los discos de vinilo y ahora son mi forma favorita de reproducción de música. Desde que los descubrí empecé a comprarlos compulsivamente. Claro que mis padres me regañaron por gastar tanto dinero. Escuchar música en vinilo es diferente para mí.

Abro las cortinas de mi ventana, para que entre más luz en mi cuarto. Cuando lo hago noto algo distinto; La ventana vecina, que está frente a la mía, tiene las cortinas abiertas. Se me hizo extraño, pues siempre está cerrada, pero no solo estaba abierta, también había alguien frente a ella.

Miro con atención para detallar mejor; Es una chica pelirroja que está de perfil, por lo que no la puedo detallar mucho. Nunca la había visto. Ahí viven un matrimonio bastante agradable que no tiene hijos; Steve y Lilian Bell. 

Por un momento me imagine que podría ser la hija perdida de los dos, pues tiene el mismo pelo rojo que Lilian, pero no tiene nada parecido a Steve. Él es un castaño con cara de anuncio inmobiliario o modelo de revista en donde aparece una familia feliz. Algo así como un estereotipo del hombre americano.

Me quedo embobado viendo a la chica mientras ella está sentada frente la ventana. Repaso la línea de su bonito perfil; su nariz ligeramente respingada, sus labios que muerde con ansiedad y su lacio pelo rojo, que cae a los lados de su cara.

La chica parece notar que alguien la ve, porque sus ojos se conectan con los míos poco después por una milésima de segundo. Con el corazón acelerado, en un instinto de supervivencia, me tiro al piso para que no me vea.

Estoy casi seguro que si me vio.

Escucho el grito de mi mamá desde abajo para que vaya a comer. Antes de bajar, vuelvo a revisar la ventana, pero la chica ya no está ahí. Ojalá y no me esté volviendo loco. 

-Me encontré a Lilian en la tienda -menciona mamá-. Al parecer tienen un huésped nuevo.

- ¿Enserio? Bien por ellos, sentía que Lilian estaba muy sola, con eso que Steve sale mucho y no tienen hijos.

Sus voces se me hacen muy lejanas y no les pongo atención a lo que hablan. 

- ¿Tienes algo divertido planeado este verano, Arion? -mi mamá pregunta, viendo que no he hablado.

-Si, nada. El verano se hizo para descansar, así que descansaré.

-Tu descansas hasta cuando no hay verano, a tu edad yo... -empieza mi papá.

-Te la pasabas trabajando, lo sé, lo sé -cito las palabras que me repite.

La diferencia entre él y yo a mi edad, es que eran otros tiempos y él vivía en una granja en donde trabajaba con animales. Y yo no soy alguien de animales, a menos que sean memes de gatos.

-Deberías de trabajar -opina mi mamá-. Algo simple.

- ¡Lo tengo! - exclama papá- Justo fui a ese pequeño restaurante orgánico que está cerca de la biblioteca y noté un letrero que decía "Se solicita un empleado".

- ¿Por qué siento que planeaban esto desde antes? -entrecierro mis ojos hacia ellos, acusatorio. 

-Te la llevas en la casa, si trabajas tendremos más tiempo para nosotros - lanza una mirada y sonrisa pícara a mi papá, sin vergüenza.

- ¡Mamá! -digo, asqueado.

Ellos no tienen filtro, siempre dicen lo que piensan. A veces me gustaría ser más como ellos.

-Pareces un niño -rueda los ojos-. Créeme, el sexo es natural. ¿Quieres que te dé un ejemplo? Tu -me señala con su tenedor y yo hago una mueca.

-Tranquilo, ya sabemos que eres gay. - bromea mi papá, casualmente, mientras come sus fideos.

- ¿En qué momento hicimos este giro de conversación?

-Cariño, si eres homosexual déjame decirte que no tenemos problema con ello -mi mamá toma mi mano, empática.

-Oigan, no soy gay, no tienen por qué preocuparse.

-No nos preocuparíamos porque fueras gay- dice mi padre, literalmente despreocupado.

Son sin filtro y de mente abierta. Los amo. Tengo suerte de haber tenido unos padres como ellos, sé que me apoyaría no importa que. Su relación es lo que más admiro de ellos; Haber tenido un hijo no los afecto, se siguen amando "como en nuestra juventud" como dicen ellos.

Después de terminar de comer subo a mi cuarto para seguir encerrado como siempre. Al llegar me siento en mi escritorio, saco mi laptop y me pongo a ver CSI: en la escena del crimen, uno de los muchos programas de crímenes que veo.

Es emocionante ver a los agentes o policías buscar al culpable. Ver todo el proceso de investigación lo hace aún mejor. Además, la canción de la intro es buena.

Decido meterme a bañar para estar fresco esta noche. Al poco tiempo el baño empieza llenarse del humo por el agua caliente que sale de la regadera. Un dato raro de mi es que, no importa que temporada sea, yo siempre me baño con agua caliente.

Tardo más de diez minutos en darme un baño, con eso de que ahí es donde doy mis conciertos VIP privados, es algo tardado. Salgo de la ducha y me pongo la toalla blanca alrededor de mi cintura. Con otra toalla limpio el espejo empañado por el humo. Observo mi reflejo en el espejo que solo enfoca de mi cintura para arriba; a pesar de mi cuerpo flacucho con falta de masa muscular, nunca he tenido una molestia con él. Y si, a veces pienso que tal vez yo pudiera estar mejor si hiciera ejercicio o tuviera el abdomen marcado, pero se me pasa cuando me recuerdo que así me gusyo.

Salgo del baño, distraído, tarareando una canción que me llego a la mente, y que ni siquiera recuerdo su nombre. Abro las puertas de mi closet para buscar ropa para ponerme. Después de agarrar una vieja camiseta y unos shorts deportivos -aunque no haga ejercicio-, giro para cambiarme, encontrándome con una no tan grata sorpresa.

Suelto un grito muy agudo al ver una persona sentada en mi cama, más específico, una chica. La chica esta relajadamente sentada sobre mi cama, mirándome sin nada de sorpresa. Su mirada baja de mi cara hasta mi cuerpo, y ahí es cuando me doy cuenta que estoy semidesnudo frente a una chica extraña. 

Me obligo a mí mismo a no sonrojarme y rápidamente tomo la blusa que se me cayó del suelo al asustarme y la pongo en mi pecho desnudo, como si eso fuera a tapar algo o como si ella ya no lo hubiera visto lo suficiente.

- ¿Q-quién eres tú? ¿Cómo rayos entraste? - tartamudeo, asustado. 

-Tranquilo -dice, relajada-, pareces un corderito asustado.

-Y supongo que tú eres la loba feroz porque te puedo asegurar qué si estoy asustado, no todos los días se mete un extraño a mi cuarto -reclamo con alteración en mi voz.

Me pongo la blusa que traía en la mano. Ahora que me doy cuenta ella es la chica de la casa vecina que vi en la ventana por la tarde. Lleva ropa de color negro y una chaqueta parecida a las de los motociclistas de cuero. Sus ojos verdes y brillantes me detallan con una atención intensa y detestable.

-Entre por la ventana- señala esta-. ¿Nos conocemos? -entrecierra los ojos.

-No lo creo- digo rápido-. Oye, perdón si te molesto, pero me incomoda que alguien que no conozco este en mi habitación conmigo semidesnudo sin ninguna explicación. 

-Me gusta tu habitación -Me ignora, mirando sus alrededores con no mucha atención. 

-No puede ser -Me digo para mí mismo y agarro los shorts que tenía en mano para ponérmelos lo más rápido que puedo-. ¿Debería de llamar a la policía?

-No es necesario -dice, despreocupada de que pueda llamarlos. Actúa como si estar en mi habitación no fuera la gran cosa, y eso en verdad me irrita-, soy tu vecina de al lado.

-Mi vecina no tiene hijas -sigo desconfiado.

-En eso tienes razón, soy su sobrina. Vine a visitarla todo el verano así que todo el verano seremos vecinos-esboza una sonrisa que interprete como maliciosa-. Se que ya me viste, estabas mirándome por la ventana.

-No se dé hablas- digo, nervioso, porque se de lo que habla-. ¿Cómo te llamas? -cuestiono.

-Candace Hart, mucho gusto- estira su mano.

-Arion Stone, no puedo decir lo mismo- estrecho su mano.

Al estrechar las manos un sentimiento de familiaridad llega a mí. Tengo la corazonada de que esto solo será el inicio de algo.

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