Narra Armando:
Iba directo hacia la cárcel acompañado del teniente, sentía impotencia porque sabía que esto tenía firma y letra donde no era justo que me incriminen en un asunto donde había sido la víctima y había perdido todo. Llegamos a la cárcel donde primero me metieron a una sala de audiencia, para hacerme unas pequeñas pero repugnantes preguntas.
— ¿Armando Linshof? es un gusto conocerlo — Preguntó el fiscal, con una sonrisa de malicia.
— Dígame, qué necesita saber — Respondí secamente mientras estaba sentado en esa silla plástica azul fría, odiaba estar en este sitio ¿en qué momento mi vida se había ido patas arriba?
— ¿Por qué robó su propia empresa? ¿envidia o venganza