Cap 2

            El alcalde recibió las noticias sobre la estación de policía del este, no podía creer que el jefe de la policía estaba muerto. Como última medida llamó por teléfono al coronel Thompson para que cerrara la ciudad y sacara al ejército a las calles para detener a los terroristas. El coronel intentó persuadir al alcalde diciendo que no era una buena idea desplegar a sus hombres para enfrentar al pueblo. El alcalde guardó silencio durante unos segundos, respiró y le dijo que habían matado a su hermano, el jefe de la policía. Cuando el coronel escuchó eso, colgó el teléfono y dio órdenes a todo el personal activo para salir resguardar la ciudad y abrir fuego a quienes se resistieran.

            La policía no daba abasto con tantas personas en las calles, las municiones de goma se estaban agotando, y solo quedaban las balas de plomo. Algunos oficiales reconocieron a sus amigos en las protestas y no querían agredirlos, pero recibieron órdenes de sus superiores de disparar con balas de plomo. Los camiones con armamento y policías especiales llegaron a la zona este de la ciudad donde se encontraba Clarice. Con un megáfono advirtieron que si no salían en media hora entrarían por la fuerza. Mientras el oficial con el megáfono seguía hablando, apareció la mafia con cientos de hombres rodeando a los policías. Zenthan se acercó a ver por una ventana lo que sucedía afuera para asegurarse que la mafia cumpliera con la deuda que tenían con él. Clarice no tenía idea qué hacía la mafia, pensó que había intereses comunes como acabar con la policía, pero se preocupó por la masacre que sucedería en unos momentos.

            El oficial con el megáfono se dirigió a la mafia para decirle que se retiraran de la zona o si no abrirían fuego. No pudo continuar hablando porque Thomas Paen, el sobrino del jefe la mafia, oculto desde la ventana de un edificio con un francotirador le disparó y atravesó el ojo del oficial. Eso provocó que sus compañeros abrieran fuego mientras los hombres de la mafia corrían hacia ellos disparando, algunos caían, pero eran demasiados como para matarlos a todos. La masacre que Clarice temía se dio y no había vuelta atrás. Los jóvenes dentro de la estación también salieron a disparar contra la policía. Desde todos los lados no pudieron contener el ataque y uno a uno fue abatido hasta que acabaron con todos. La mafia se encontró con los jóvenes armados y esperaron a Thomas Paen quien llegó caminando minutos después. Tomó el megáfono para decirle al detective que había cumplido con el trato, pero una bala atravesó su cabeza desde atrás. Thomas Paen se desplomó, hubo un silencio hasta que los hombres de la mafia vieron venir tanquetas militares y cientos de soldados marchando con sus armas. Zenthan dijo que se suicidaría, tomo su revólver apuntándose a la boca, Clarice lo detuvo y le dijo que todavía no era el final.

            Los jóvenes y la mafia cargaron sus armas, estaban listos para disparar, cuando las tanquetas y los soldados se acercaron, Clarice salió del edificio, tomó el megáfono, y se dirigió al coronel Thompson “esta guerra no debería ser contra el pueblo, allá arriba, en los edificios con piscinas viven los millonarios que están disfrutando de esta masacre. Usted coronel debe proteger a los ciudadanos, quien comenzó la guerra fue la policía, llegaron a mi diario, su hermano me manoseó a tal punto que todavía me siento asqueada, e impusieron el terror en la ciudad. Estos jóvenes están dispuestos a dar la vida por una causa, pero no lo voy a permitir. Ya se ha derramado demasiada sangre, comenzando con Solaris Colt. Lléveme con el alcalde para que todo esto acabe de una sola vez. Ninguno de estos jóvenes merece morir, tampoco sus soldados, así que hágame caso y lléveme con el alcalde”.

            El coronel llamó por radio a uno de los hombres que cuidaba al alcalde para recibir direcciones de acuerdo a lo que dijo Clarice. Después de escuchar al alcalde, el coronel alzó la voz con un megáfono y dijo “no negociamos con terroristas, sin embargo, estoy dispuesto a detener esta masacre.       Dígale a sus hombres que bajen las armas, y luego acérquese para trasladarla a prisión de máxima seguridad”

            Zenthan le dijo a Clarice que era una trampa, de igual forma los matarían a todos si ella se entregaba. La periodista alzó la voz de nuevo “coronel, debe asegurar la vida de estos hombres, así que retire a sus soldados, y luego me entrego”.

            El coronel volvió a hablar “le repito, no negociamos con terroristas, le doy una última oportunidad para rendirse y entregarse”. Zenthan volvió a decirle que en cuanto se entregara los matarían a todos. El coronel se bajó de la tanqueta, y empezó a caminar hacia la estación de policía, uno de sus hombres intentó seguirlo, pero le dio la orden de permanecer en su lugar. Llegó hasta donde Clarice y le preguntó por su hermano. La periodista entró al edificio y le mostró la bolsa donde habían metido el cuerpo. El coronel lo levantó para cargarlo en sus hombros. Le prometió que no abriría fuego si se entregaba, Clarice asintió y caminó con el coronel hasta la tanqueta. Los hombres de la mafia junto con los jóvenes y el detective se quedaron afuera del edificio esperando que el ejército se marchara. En cuanto Clarice entró a la tanqueta los soldados se retiraron.

            Cientos de cuerpos yacían en la calle, la sangre corría en Macabria, algunos gritaban de dolor, y Zenthan llamó al alcalde para decirle que había policías heridos que necesitaban atención médica. El alcalde le preguntó porqué defendía a la periodista, le respondió que el jefe se pasó de los limites intentado abusar de Clarice. Llegaron a un acuerdo de enviar a los paramédicos para atender a los policías y a los demás hombres heridos.

            Zenthan se acercó al cuerpo de Thomas Paen, los hombres de la mafia estaban preocupados, uno de ellos se acercó para decirle al detective que su jefe iba a estar furioso con la muerte de su sobrino y sería capaz de incendiar toda la ciudad. Zenthan le respondió que le avisara de inmediato. El hombre tomó su radio y se comunicó con el jefe. Después de decirle que su sobrino estaba muerto le pidió comunicarse con el detective.

             Zenthan tomó el radio y escuchó las palabras del jefe “décadas atrás tu padre llegó a un acuerdo de paz conmigo y con los otros señores de la mafia de las diferentes zonas de Macabria. Estoy furioso Zenthan, y no lo había estado en años, mataron a mi querido sobrino, yo lo crié desde pequeño, lo vi crecer, y ahora está muerto. Sé que estás enamorado de esa mujer, todos en la ciudad lo saben, en un momento hablo con los demás señores de la mafia para rescatar a la señorita Clarice y darles una buena lección al alcalde y a su ejército. Te pido que traigas el cuerpo de mi sobrino a mi casa de inmediato”. El jefe dejó de hablar y sus hombres recogieron el cuerpo de Thomas, lo subieron a un auto, y todos se dirigieron a la casa del jefe. Los jóvenes se quedaron en la estación de policía esperando a los paramédicos.

            Zenthan empezó a preguntarse si sería bueno iniciar una guerra, pero la guerra ya había comenzado. Pensó en Clarice y las torturas que le harían. Sin embargo, el coronel llevó a Clarice con el alcalde. El coronel la llevó a una sala donde se encontraba el alcalde y el magnate Benito Altare. El alcalde le pidió a Clarice tomar asiento. Le ofreció una bebida, pero ella dijo que estaba bien así. Benito Altare empezó a hablar “señorita Clarice, su padre fue un hombre que pasó toda su vida conspirando contra el gobierno de Macabria, también se refería a mí como un demonio capitalista y despiadado. Yo, que he ofrecido trabajo a miles de personas de esta ciudad y he colaborado con hospitales, escuelas y bibliotecas. No entiendo porqué su padre actuaba de esa manera, lamento que haya muerto de una manera trágica a manos de un ladronzuelo, he escuchado rumores que usted me acusa de haber enviado a matar a su padre, pero no es cierto, no sería capaz de tal cosa, quiero recordarle que fui yo quien le dio un préstamo a su padre para iniciar su diario, no sé si conocía esa información, nunca le cobré el dinero porque soy un buen hombre. Tenemos una propuesta para usted y sus rebeldes que han ocasionado pérdidas millonarias en esta ciudad. Queremos que se presente en cadena nacional comunicando que deben detenerse y no temer por sus vidas porque todos somos hermanos en Macabria. El ejército ya recibió órdenes de volver a sus cuarteles. La policía también tiene las mismas directrices, por el momento el detective Zenthan tiene que ser el jefe de la policía hasta que encontremos un mejor candidato. Me parece un buen acuerdo, creo que es lo mejor para la ciudad, quisiera escuchar su opinión”.

            Clarice no podía creer lo que acababa de escuchar, mientras Benito hablaba ella pensó en todos los obreros que fueron despedidos de manera injustificada y luego cuando mataron a un huelguista. Sin embargo, no tenía opción, y debía procurar salvar vidas, aguardó unos segundos y habló “mi padre era un hombre decente, un migrante que huyó de su país corrupto para venir a Macabria pensando que podía vivir mejor, pero solo encontró la muerte, quiero recordarle que esta revuelta social no se trata de mí, sino de Solaris Colt, su asesinato todavía no se ha esclarecido, por eso la gente está furiosa, si usted sabe quién lo asesinó el ambiente de la ciudad cambiaría. Le ofrezco una propuesta, la única manera de pronunciarme en cadena nacional es culpando a alguien del crimen de Solaris Colt….” Benito interrumpió a Clarice “quien asesinó a Solaris Colt fue Richard Thompson, el jefe de la policía, el me pidió protección en caso de que se descubriera su crimen, pero le contesté que no podía hacer nada. Richard tenía viejas rencillas con  Solaris por haber dicho en una de sus novelas que la esposa del jefe de la policía de Macabria se acostaba con los bohemios del bar Salambó”. El coronel se acercó al magnate y le dijo que si su hermano era culpable de ese crimen entonces todo estaba resuelto. El alcalde no podía creer lo que había escuchado. Llamó al Canal Nacional para que viniera con sus cámaras a transmitir en directo las declaraciones de Clarice.

            Mientras tanto, la mafia se había reunido para hablar del plan para acabar con el alcalde, invitaron a Zenthan a escuchar la conversación. Todos los viejos se negaron a ayudar a Miguel Paen, el tío de Thomas, dijeron que era una locura derramar sangre por la vida de un solo hombre. Agregaron que lo mejor era vengarse luego de algunos años cuando todo estuviera en calma. Miguel se calmó y entró en razón. Zenthan marcó al teléfono de la casa del alcalde para decirle que debían negociar la paz. Mientras el alcalde atendía la llamada, el Canal Nacional estaba listo para la transmisión en directo. El alcalde le dijo a Zenthan que por ahora era el jefe de la policía de Macabria y que estaba al mando.

            Clarice estaba lista para aparecer en cadena nacional, todos los canales mostraron la transmisión desde la casa del alcalde. A los pocos segundos apareció  Clarice y se presentó “Mi nombre es Clarice Martí, dirijo el Diario Ninkuba, fundado por mi padre Lenin Martí. El motivo de esta transmisión es para declarar que hemos sido engañados por el alcalde y su séquito de asesinos empresarios, como lo he dicho en otras ocasiones, mi trabajo es con la comunidad. Así que les pido salir a las calles y derrocar este gobierno despiadado en nombre de Solaris Colt…”, la transmisión se interrumpió.

            Benito Altare tomó un trago de ron y, se levantó de su silla para darle una bofetada a Clarice. Los mafiosos después de escuchar a Clarice cambiaron de opinión y volvieron a reunirse con Miguel Paen. Uno de ellos dijo “hay que rescatar a la joven” y otro agregó “ese alcalde está frito”.

            El coronel esperó las órdenes del alcalde, sin embargo, le dijo que no detendría a la gente, que podían hacer lo que quisieran, y salió de la casa junto con Benito Altare para abordar el Roll Royce.

            El coronel le dijo a Clarice que estaba del lado del pueblo, y que no usaría al ejército para defender al alcalde ni a Benito. Clarice le pidió comunicarse con Zenthan, y cuando por fin lograron hablar, le dijo que debían encontrar al alcalde en cuanto antes, porque estaba huyendo. El detective habló con los señores de la mafia y les dijo que el único objetivo era el alcalde, y que el ejército ni la policía intervendrían.

            Benito iba con el alcalde en el asiento trasero y de pronto sacó un revólver. El alcalde le rogó por su vida, pero Benito le disparó en el abdomen, abrió la puerta y lo dejó tirado en la Avenida Central. El chofer aceleró y huyeron del lugar.  

            Unos actores del Teatro Marianas vestidos de payasos observaron lo ocurrido, y se acercaron al alcalde mientras pedía auxilio. Los dos jóvenes se empezaron a reír del alcalde, le dieron patadas en la cara y en el abdomen hasta que vomitó sangre. Salieron corriendo de la escena porque una patrulla se acercaba. Era el detective, al ver el cuerpo que yacía en la avenida se bajó y vio que se trataba del alcalde. Tomó su revólver, le apuntó a la cabeza mientras el alcalde le imploró perdonarle la vida, y disparó. Volvió a la patrulla y fue a buscar a Clarice.

            Al llegar a la casa del alcalde, el detective entró y vio a Clarice, ambos corrieron a abrazarse y se besaron mientras algunos soldados que permanecían en el lugar los observaron. Siguieron besándose hasta que Clarice le dijo que fueran a su apartamento. Subieron a la patrulla y se encaminaron al edificio. Cuando llegaron, salieron del auto, subieron por las escaleras. Volvieron a besarse y pasaron a su habitación mientras se golpeaban contra las paredes.

             Eran las once de la noche, decidieron meterse a la bañera porque estaban llenos de tierra, ceniza y sangre después de los enfrentamientos. Al terminar de limpiarse fueron a la cama, Zenthan empezó el juego de besos por la espalda hasta llegar a las nalgas y morder a Clarice. El detective estaba ansioso por tener buen sexo, que no siempre tenía por ocuparse toda la semana sin descanso en su trabajo. Clarice se dio la vuelta para besar la cadera de Zenthan hasta tomar con sus manos el miembro erecto e introducirlo en su boca.

            El detective veía los movimientos de la periodista de manera que se excitó demasiado y estaba a punto de terminar, pero Clarice sintió en su boca esas ganas explosivas del miembro, y se apartó para colocarse en posición de perrito. Zenthan se acercó despacio y acarició con su miembro el clítoris de Clarice. Durante diez minutos probaron esa posición, luego en misionero, Clarice le recordó a Zenthan que se pusiera un condón, pero el detective continuó, provocando que Clarice se apartara y lo obligara a ponerse el preservativo. Zenthan le dijo que se acercara para introducir su miembro en su boca, y terminó en los pechos de Clarice luego de unos minutos.

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