Era una mañana de lunes, lo cual marcaba el inicio de una nueva semana, se podía sentir una ligera brisa fresca en el ambiente y en las calles se observaba a la gente empezar a andar para comenzar con sus actividades de ese día y algunos caminaban rumbo a sus trabajos.
Justo en esos momentos en varias empresas de mensajería se podía apreciar a los trabajadores cargar las cajas que ese día debían entregar, justo uno de esos camiones llegaba a la residencia Sartrius.
El mensajero tomo una caja y bajo para ir a llamar a la puerta para entregar el pedido.
- Gracias – dijo una sirvienta, quien recibió el paquete y tras eso se giró a buscar a los dueños de la casa para informar de la entrega - señorita le llego un paquete – indico entregándole a Miranda la caja que le habia llegado.
- ¿Para mí? – pregunto asombrada la chica con una gran sonrisa - ¿quién me lo manda? – pregunto emocionada pensando era el mensaje de algún enamorado secreto.
- No dice, señorita – menciono apenada la sirvienta