GRACE
Dos años después
Casi siento que estoy en otro lugar, en vez de en mi propia boda.
No puede ser verdad.
Hay gallinas sueltas.
Un caballo moteado está comiendo margaritas.
La madre del novio está en la cocina, horneando un pastel, Dios sabe por qué.
El maquillador llega tarde.
Y, por si fuera poco, creo que hay un dron sobrevolándonos.
Me sigue cada segundo.
Voy hacia el gallinero en mi bata favorita y con chanclas para intentar entender por qué los animales favoritos de mi nueva familia están paseándose entre las mesas, mientras 200 invitados están a punto de presenciar mi boda con el hombre de mis sueños.
Ni siquiera voy a mencionarle lo del dron a Declan, porque seguramente iría al cobertizo de su padre a buscar una escopeta y derribar esa máquina. Estoy casi segura de quién es el dueño del dron, y lo último que quiero es recibir una queja de un periódico como The Examiner. Una vieja amiga de Declan, que es periodista, Laura Grayson, trabaja como redactora deportiva principal