Tanto Vincent como Sophia quedaron cara a cara en el pasillo de la segunda planta.
— No vayas. — Dijo Vincent seriamente.
— ¿No ir? ¿Hablas de mi trabajo? — Preguntó ella confundida. — No entiendo que sucede, pero no puedo faltar, es mi veterinaria y ya falte demasiado últimamente.
Ella se dispuso a continuar su camino rumbo a la habitación donde había dejado su bolso, cuando Vincent la detuvo de la muñeca impidiendo que avanzará.
— Te dije que no vayas, así que quédate aquí.
"¿Que diablos le pasa?"
Pensó ella volviendo a ver a su esposo; está vez Sophia luciendo un poco enojada.
— Dame una buena razón para no ir. — Pidió ella. — Si me dices algo aceptable, entonces me quedaré y que no sea excusa la carta, puedes enviarla más tarde.
"Ese hombre está desesperado por verla, claro que no quiero que vaya"
Pensó Vincent frunciendo el ceño.