Ginebra Renaux
Las semanas se fueron marchando sin darme tiempo a decidir cómo seguir con mi vida. Estaba en un estado en donde no tomar decisiones, era mi única decisión.
Mi nuevo teléfono parecía muerto. A excepción de Solange que alguna vez se dignaba a enviarme un mensaje, no veía jamás encender la pantalla del dispositivo. Me daba demasiada nostalgia verlo, por lo tanto lo había condenado a una gaveta de mi mesita de noche.
Mis hermanas tenían demasiado trabajo, y me cruzaba con ellas muy poco en casa, Mila regresaba cada noche muerta del sueño producto al embarazo y a penas tenía fuerzas para hablar.
&nb