Ella niega con la cabeza, desaprobando por completo la actitud deplorable y vergonzosa de su hermano mayor, Apolo hace igual y ambos se cruzan de brazos, decepcionados por el actuar del rey del inframundo.
—En fin, la verdad es que no se tiene todos los días una ninfa del inframundo y debo decir que me siento emocionado por su llegada—
— ¡Me alegro! — Chilla extasiada. —Bueno, entonces te dejo que la entrenes y cuando termine envíala de vuelta a mi templo—
Ambos dioses hablan de mí como si no estuviera escuchando todo lo que dicen, me siento como si fuera una metiche, escuchando conversaciones ajenas. Todos nos levantamos de nuestros lugares y caminamos hacia la entrada.
—Por cierto, Apolo— Se gira sobre sus talones y mira al rubio de forma seria. —No te metas con ella, está estrictamente prohibida para ti—
Él suelta una risa nerviosa mientras mira de forma cálida a Hera.
—Claro… no me meteré con tu ninfa, tranquila—
—No me refiero a eso, en estos momentos ella sigue expulsando muerte