Capítulo 5

—no se preocupe por eso tengo suficiente dinero como para comprar este banco, 15 mil euros no afecta en nada mi chequera ahora si me lo permite me marcharé pase feliz resto del día—

Había dejado a Isabella sentada en espera mientras estaba en la oficina terminando de firmar, había visto su nombre en los papeles pero me haría el desentendido hasta que ella me lo diga más tarde, arregle mi saco y tome el papel que me fue cedido como pago de la deuda me dispuse a marcharme pero la voz de la gerente rechinó en mis oídos, dio la vuelta mientras sus zapatos hacían eco por cada pisada, tenía la mano en la manija de la puerta esperando el momento preciso para salir de este lugar.

—señor bruno... me gustaría saber si tiene planes esta noche...—

Su cara inofensiva y su rubor en las mejillas me hicieron sacar una mini sonrisa para negarle aquella propuesta que se que me haría.

—estoy comprometido—

Le dije y cerré la puerta detrás mío sin ver su cara o su reacción, caminé con prisa haciendo que ella se levante rápido del sofá no quería mas interrupciones

—he terminado marchémonos—

Se puso de pies y caminó pero otra vez la gerente volvió hablar

—señor bruno disculpe, no quise que mal interpretara lo que le acabo de decir tengo algunas propuestas qué tal vez a usted le...—

—mi padre es quien tiene acciones aquí, por lo tanto cítelo a él a una cena o algún desayuno y le habla de su propuesta de trabajo, ahora la dejo tengo muchas cosas que hacer y se me hace tarde—

Su cara de decepción fue tan visible me dio una sonrisa y asentí saliendo del lugar con prisa no quiero aparecer en los periódicos de mañana. Con algo de prisa caminé hacia el carro abrí la puerta para que ella pueda entrar nuevamente no colocó el cinturón y lo puse por ella

—creo que no usas el cinturón porque quieres que sea yo quien lo ponga por ti—

Trate de ser algo gracioso pero solo logré escuchar un suspiro de parte de ella

—piensa lo que quieras—

Apreté la mandíbula y decidí dar la vuelta y montarme en el coche y lo puse en marcha, mientras íbamos de camino había mucho silencio, su cabeza hacia la ventanilla sin voltearla ni una sola vez y sus manos cruzadas sobre su regazo, prendí la radio y puse una canción la cual me gusta mucho

(Until l Found you)

Mientras la música sonaba giré un poco mi cabeza para asegurarme de que no fuera desagradable para ella pero vi como sus labios la iban cantando suavemente en silencio y dos de sus dedos se movían al compás de las letras.

—¿te gusta la canción?— Pregunté

Pero solo logre que dejara de cantar y la poca esperanza que tuve se desvaneció al parecer mi voz o todo lo que tenga que ver conmigo era como un insultó para ella no hable más y terminamos por llegar. Todos los muebles fueron nuevamente instalados y las llaves fueron devueltas despedí a los hombres y sólo quedamos ella y yo, su rostro había suavizado mucho entró a la cafetería sin invitarme a pasar sonreí mientras negué con la cabeza y fui de nuevo al carro para marcharme pero al entrar vi el papel de la deuda saldada así que lo tomé y fui a entregárselo abrí la puerta y ella venía saliendo del baño con un delantal puesto y una blusa negra de tirantes por unos minutos me pareció tan sensual aunque trague grueso y hable

—se me había olvidado entregarte este papel de la deuda saldada—

—puede conservarlo hasta que pague la deuda a usted—

No entendía en lo absoluto a esta mujer no sabía que clase de persona era pero nunca había tratado una igual

—no hace falta ya le dije, pero si insiste está bien, ¿podría darme su nombre? necesito los datos de mis deudores—

Chasqueó la lengua y cruzó sus brazos logrando así que sus pechos subieran un poco por lo que pude notar no llevaba sostén no sabía porque tenía esos pensamientos en mi cabeza pero los borré tan pronto como pude.

—me llamo Isabella, Isabella Gutiérrez—

Tenía un lindo nombre asentí y di unos pasos cautelosos extendí mi mano

—Bruno Giordano es un gusto—

Miró mi mano antes de estrecharla con inseguridad pero luego lo hizo su agarre fue muy fuerte, en este momento no se veía nada tímida era como si su lugar seguro era dentro de esas cuatro paredes y estar rodeada de muchas personas le afectara a pesar de su frialdad sus ojos no reflejaban felicidad no sabía quién era ella pero siento que hay mucho por conocer detrás de esos ojos.

—no soy una mala persona señorita no debe tenerme miedo—

—¿cree usted que por ser rico todo el mundo se arrastrará a sus pies? yo no le pedí su ayuda usted solito se ofreció a pagar la deuda pero como no me gusta deber favores le pagaré su dinero ahora tome asiento le prepare un café como cortesía de la casa—

Nunca antes ninguna persona me había dado tales órdenes soltó mi agarre aclaré los ojos y me quede algo sorprendido

—¿que hace aún parado? tome asiento—

Obedecí tomé asiento y observé cómo se concentraba y preparaba el café de la manera antigua no con cafetera moderna, con tantas cosas había olvidado revisar mi celular así que lo saqué de mi saco (50 llamadas perdidas) bufé y vi a Isabella echar en una taza el café, camino hacia a mi con una bandeja, café, azúcar y cubitos con hielo y un poco de agua, al colocarlo en la mesa sonreí

—¿por qué cree usted que me gusta el café americano?—

Tome la taza le eche dos cucharaditas de azúcar lo removí y di un sorbo cerré mis ojos disfrutando aquel café era sumamente bueno tenía un toque de canela como me gustaba y no estaba fuerte era como si sabia exactamente como me gustaba el café, estaba parada frente a mi sin decir nada no se si era buscando mi aprobación o simplemente quería observarme

—no sabía tan si quiera como le gustaba el café pero mayormente los hombres que usan trajes que vienen por sus cafés lo piden así, si le incomodo...—

—no me ha incomodado solo le hice una pregunta no tiene porque alterarse—

—está usted hablando de más—

Iba a darse la vuelta pero la sostuve por su muñeca izquierda fuertemente deteniéndola mientras tomaba el café con la otra mano su mirada de asombro me dio satisfacción

—¿por que no enfrenta los problemas señorita Isabella? ¿puede tomar asiento y acompañarme a tomar café? Aunque veo que no trajo para usted—

—suelte mi mano señor bruno por las buenas o si no...—

—¿o si no que? ¿Cree usted que debo temerle a esa amenaza?—

soltó una risilla no supe cómo tomarlo pero no fue nada irónica si no como triste

—tiene razón en lo que piensa, que podría una miserable como yo hacerle a un hombre rico como usted si quire me puede desaparecer con un solo chasquido de sus dedos—

Solté mi agarre de su muñeca inmediatamente aquellas palabras me hicieron rascarme la garganta que tanto daño le hicieron a esta mujer para que tenga aquellos pensamientos y sea tan arisca.

—lo siento si me mal interpreto señorita, no me refería a el poder o dinero solo...—

—no importa señor, de igual manera lo que le acabo de decir es tan real como que estamos aquí ahora tome su café y márchese, puede pasar por su paga cada mes guardaré lo mas que pueda—

No me dejo hablar y camino hacia la cocina me sentí tan extraño las personas suelen confundirse cuando uso algunos términos que creo que ella también. Tome el café tranquilamente esta vez no me iría solo porque si, ya se que es como un animal que no lo han domesticado debo tenerle paciencia.

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