Roberto sin pensarlo soltó su mano.
Sangre comenzó a caer desde su cabeza, pintando su cara de rojo.
Nadia se asustó tanto que sus piernas se pusieron débiles, intentando escapar con todas sus fuerzas.
Pero, fue arrastrada otra vez.
No podía escapar, así que Nadia decidió rendirse.
—¿No fue suficiente que mataras a los dos hijos de Bellona? ¿Ahora quieres matar a tu tercer hijo?
Roberto quedó clavado en el lugar.
Nadia ya no luchaba, levantó la cabeza y le sonrió.
—¿Estás bien, Roberto? Me estás asustando.
—¿Ahora que ella no te quiere, quieres empezar a valorarla?
—Pero ya es demasiado tarde.
Roberto seguía sangrando, haciendo que su cara pálida fuera aún más espantosa.
Sus ojos se apagaron, y caminó tambaleándose hacia la salida.
Cuando apenas salió por la puerta, Nadia corrió y cerró la puerta con llave.
Un aviso apareció en su celular.
La foto de Bellona siendo echada por Priya y la noticia de la desaparición de Bellona llegaron a las tendencias.
Bellona no había regresado.
El vien