CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS
Alexander
La acosté en su cama y acercándome a su rostro deje un beso en su dulce frente había estado preocupado por ella los anteriores días y quería saber el porqué de su soledad...no era como si buscara a alguien para desahogarse.
Más bien era como si nos estuviera evitando a todos, pasaba dentro de su despacho día y noche, y no importaba cuanto traté de hablar con ella ya siempre tenía algo entre manos, o ir a alguna parte, era imposible hablar con ella o si quiera importaba cuan tarde la esperaba despierto en nuestra cama...ya que ella nunca llegaba.
Arropé su cuerpo con la tibia sabana y caminando hacia la puerta me coloco uno de mis pantalones holgados que antes había usado para correr, salgo por la puerta.
Suelto un suspiro y siento la satisfacc