86.

La tina se llenó de agua, clara, templada, con una pequeña nube de vapor saliendo de ella y alcanzando el techo del cuarto de baño. Albert cargó a Norah con agilidad, al mismo tiempo que las sirvientas dejaban la habitación. 

Muchas de ellas no pudieron evitar dejar salir miradas de extrañeza, después de todo, nunca habían visto a su joven amo actuar de esa manera. Tan atento y gentil, si bien lo habían visto hablar con la Señorita Gina sin tanta frialdad, nunca había llegado al extremo de mirarla con semejante cariño.

Ahora no había duda, el Duque estaba encantado con su bella esposa y pronto los rumores correrían por todo el territorio. 

―No tienes que quedarte aquí, yo puedo sola. 

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App