Narra David de María
–Odio lo bien que me estás conociendo, quise sorprenderte y te quiero dar algo pero tendrás que venir a buscarlo – Susurró Alondra cerca de mi oído encendiendo todas mis terminaciones nerviosas en una milésima de segundo – Cierra los ojos y cuenta hasta 20, después búscame entre las estanterías de libros y te daré lo que tengo para ti.
–Alondra mi princesa, estamos en la biblioteca del Tec, no podemos hacer mucho ruido, ni desorden.
–Búscame en silencio, David. Te amo – Dijo ella, me besó tiernamente y desapareció ante mis ojos.
No tengo la menor idea de cómo hizo ella para desaparecer tan rápido, pero lo hizo. Yo después de buscarla rápidamente con la mirada y no verla cerré los ojos, conté hasta 20 sintiéndome como dentro de algún reto infantil y después me levanté sin armar jaleo, para buscarla tal y cómo ella me había pedido.
Recorrí los pasillos de los libros del área de bachillerato con un poco de detenimiento, ella es tan pequeña de estatura y tan menuda de