Valentina jamás en su vida había visto a esa mujer, pero tenía un aire amistoso y una mirada muy dulce lo que le calmo un poco sus miedos y nervios.
—Hola, ¡Qué bien que hayas despertado! ¿Cómo te sientes?
—¿Quién eres tú?
—Me llamo Lili y ella es mi hija Sofía. Bebé saluda a la señorita.
—Hola. Dice la niña. —Eres muy bonita. Sonríe la pequeña subiéndose en la cama.
—¡Gracias! Contesta mirando a la niña con dulzura.
—Debes estar hambrienta, bajare a preparar algo para que comas. Luego podemos resolver como haremos para que te pongas en pie y te des una buena ducha ¿te parece?
—Si. Responde con voz casi audible.
Valentina pensó que la mujer era muy amable,