Al llegar a la casa Arturo ya venía explicando y dando indicaciones.
—Ok muchachos llegó la hora, llevan días esperando este momento…
Nada más estaba diciendo eso cuando se abre la puerta y el padre de las chicas estaba con una cara que asustaba a cualquiera de lo enojado que se veía.
—Buenas tardes usted debe ser Oscar el padre de Camila y Leticia, yo soy Arturo el padre de Andrew y también como un segundo padre para Joseph —dijo apuntando a cada uno —y esta hermosa mujer que nos acompaña es mi esposa Diana.
—Muy buenas tardes, Oscar, no sabe las ganas que teníamos de conocerlo —dijo Diana —Camila y Leticia nos han hablado tanto de ustedes.
Las chicas se miraron: «Hablamos, pero tampoco tanto ¿o sí?» pensó Camila.
«¿Y cómo a qué hora hablamos tanto?» pensó Leticia.
—Tú debes ser Isabel, ahora entiendo de donde heredaron la belleza tus muchachas— continuó Diana mientras prácticamente ya había entrado a la casa.
Andrew y Joseph se miraban y trataban de disimuladamente intercambiar mira