Frank y yo decidimos ir de compras, y la visión del grandullón en el centro comercial vistiendo pantalones arrugados de su traje y una camiseta de fútbol mientras leía atentamente los nombres de los productos que le tendía, me ponía eufórica, aunque no dejaba de ser chistoso.
Compramos la comida y un par de regalos para mis sobrinos, Frank parece nervioso, pero finge indiferencia tanto como puede
- ¿estás bien? - le pregunto mientras llevamos las compras a la cocina, esperaba tener tiempo de prepararlo todo, mi familia se tomaba enserio la hora de la cena.
- creo que lo de ser un par de años menor que tu madre está afectándome - responde haciendo una mueca - ¿te imaginas si tuviéramos hijos? Me llamarían abuelo - se queja, yo me incomodo ante la mención de niños
- creí que no querías más niños - digo con cuidad