Al llegar a casa, Orange está dormido, pero sus hermanos lo están esperando atentos, y junto a ellos, mi madre luciendo preocupada.
— Cariño, despierta — digo sacudiéndolo ligeramente — vamos, voy a preparar tu habitación y hacerte algo de comer ¿Quieres algo en especial?
— ¿Puedes hacer alitas? — pregunta haciendo una mueca mientras lo ayudo a salir del coche, las muletas parecían molestas ahora, pero el mocoso encontraría como divertirse.