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Pero las palabras quedaron solamente en aquel salón, Sophie no estaba en la línea. En la sala de Quántico los agentes intentaban dar con la ubicación del lugar pero Noah Svenson enviaba la señal por un canal privado.—Saludos amigos.Andreus fue quién tomó la palabra.— ¿Dónde los tienes?—No van a saberlo hasta que terminen las pruebas y vengan a recoger lo que quede de sus novatos. La prueba se llama “hasta la muerte” claro que no voy a matarles directamente pero esto está diseñado para que solo sobreviva el mejor. No creo que sea la mujer, es la única del grupo y está bas

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Y que ella lo jaló y ayudó a caminar, construyó una camilla, uso su blusa para aplicar presión a la herida de su mejor amigo. ¿Que solo usando su sostén apoyó las cuerdas de la camilla en sus hombros y lo arrastró por horas? ¿Que cuando murió, en lugar de dejarlo, siguió tratando de sacarlo del lugar?El oficial al mando al comprender esto le giró una orden, debía seguir sin él y ella pensando en su familia, tomó la billetera y sus medallas y que entregárselas a ustedes hoy, en lugar de hacerla ganar un abrazo la hizo recibir un golpe.Christos se acercó a Sophie y la sacó del lugar. Sus hijos venían con él y ambos tenían los ojos llenos de lágrimas. S

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Un año AntesSophie Mackenna llegó a Quántico Virginia para empezar sus entrenamientos como agente del FBI. Tenía 22 años. Al estar en clase notó que sus compañeras charlaban de los dos instructores más importantes y atractivos. Sabía que se apellidaban Zabat. Al igual que todos en el país, sabía de las distintas empresas que la familia tenía en algunos países, conocía de los aportes económicos a los cuerpos policiales. También sabía sobre los oscuros orígenes de su fortuna.Por eso pensar que dos miembros de esa familia serían sus instructores resultaba intimidante. Cuando ambos entraron al salón, cualquier posible pensamiento—ni

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Sin embargo en el calor del momento no cambiaron el vendaje del pecho y como la casa tenía aire acondicionado puesto, la nariz estaba roja y estornudos aparecieron pronto. Y no estaba con las costillas rotas pero como dolían con cada uno de los estornudos. Sabía que no había pasado mucho tiempo desde su pequeño juego íntimo, pero al no tenerlos cerca se sintió rara. Los necesitaba a su lado.Andreus entró a verla y se sorprendió al observarla con las mejillas enrojecidas y estornudando. Al acercarse la vio tratando de quitarse la venda mojada y quiso golpearse a sí mismo.—Déjame encargarme de esto. Lo lamento. No hay excusa.Hasta ese momento veían la magnitud d

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—De acuerdo, aceleraré todo.Su pequeña Sophie estaba tan indefensa, había pasado por tantas cosas.El senador estuvo fuera durante una semana para una gira de campaña. Sophie estaba sufriendo síndrome de abstinencia, sufría de temblores, debilidad y escalofríos. Los empleados tenían órdenes estrictas de no acercarse a ella. Pero él se quedó a su lado.—Voy a sacarte de ese infierno Sophie.—No quiero morir Andreus, quiero una vida contigo y con Angelo.—Ya tenemos las pruebas, a la mierda todos. Nos vamos.

Último capítulo