Discapacitado, enloquecido?

Fuiste malo conmigo. ¿Cómo puedes dejarme solo aquí? Sabía cuánto te amaba, cuánto te deseaba. Estábamos tan felices, estábamos felices y, sin embargo, decidió dejarnos. Te extraño mucho Ana! Me duele mucho el pecho y mi corazón sangra cada vez que respiro. Ojalá pudiera volver a abrazarte al menos por última vez. ¿Por qué me hiciste esto? ¿Con la gente? ¿Con nosotros? Pregunto y vuelvo a llenar la copa de vino y sorbo lentamente la bebida que me trae buenos recuerdos de los dos. Quiero llorar, pero creo que mis lágrimas se han secado.

- ¡Hola querido! No me gusta cuando sufres así solo en las esquinas. —dice Valéria apenas invade mi espacio personal. Ella sonríe con esa sonrisa habitual llena de brillo e insinuaciones. Sus ojos incluso brillan, recorriendo mi cuerpo con avidez y me hace sentir insoportable. No sé por qué la sigo aguantando aquí en mi casa. Tal vez sea porque me ha estado ayudando mucho con las niñas. ¡Dios mío, las chicas! Los he dejado de